Francisco se fuga a Ferrol con 58 años: «El naval de Vigo ha perdido atractivo»

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Francisco Guizán, trabajador de Nervión Naval, en la entrada de Navantia.
Francisco Guizán, trabajador de Nervión Naval, en la entrada de Navantia. CESAR TOIMIL

El calderero, con cuatro décadas de experiencia, trabaja para una auxiliar de Navantia. Sostiene que la falta de profesionales solo se solucionará con formación y con salarios

30 nov 2023 . Actualizado a las 00:22 h.

Francisco Guizán es pura vivencia naval. Los astilleros han sido su escenario de trabajo desde que consiguió su primer contrato con 16 años en Construcciones Navales Paulino Freire, en el 1981. Metalships, Vulcano, Armón... Guizán ha apencado durante más de 40 años en las gradas y participado en algunos de los pedidos más singulares que se han botado en Vigo, entre ellos quimiqueros o gaseros. Toda una revolución a comienzos de este siglo que convirtió a esta ciudad en referente para la industria a nivel europeo. Pero, aunque no muy lejanos, eran otros tiempos. Guizán cumplirá 59 años el próximo marzo y, lejos de pensar en dejarse llevar hasta la jubilación, este trabajador de calderería ha decidido hacer sus maletas y emigrar a Ferrol. Su disposición a buscar una oportunidad laboral más dignificante le ha hecho dejar atrás la industria naval viguesa, que encuentra «distinta y menos atractiva que antaño», e iniciar una última etapa en Navantia. Ha desembarcado en pleno otoño.

«Estoy muy contento. He recuperado la ilusión de despertarme cada mañana para ir a trabajar, el gustillo», confiesa. Está contratado por Nervión Naval, una de las principales auxiliares del gigante público Navantia. Trabaja en las instalaciones ferrolanas dedicadas a las fragatas. «Este astillero tiene buenos profesionales y muy buenas instalaciones, pero lo que más me llama la atención es la seguridad en el trabajo», destaca sobre su nueva experiencia. «Ahora escuchamos hablar sobre la formación dual, pero es que aquí llevan practicándola desde hace setenta años», deja caer. Es la primera vez que Guizán abandona Vigo para buscar algo mejor, pero «es que ahí solo quedan dos astilleros con barcos de nueva construcción», cita en referencia a Armón y Freire. Ahora vive en un pisito que ha dejado «mono» en Ferrol, cerca de su centro de trabajo. Entre semana, le toca estar separado de su mujer y tres hijas. Se ha reinventado mientras la industrial naval atraviesa una época de transformación.

Guizán ha recuperado la ilusión por el trabajo en los astilleros.
Guizán ha recuperado la ilusión por el trabajo en los astilleros. CESAR TOIMIL

«No soy el único. Otros cuatro excompañeros de Vulcano también están por aquí», precisa. Son conocedores de que el bum de la eólica marina brinda nuevas oportunidades a los profesionales del acero y que la industria ferrolana ha tomado la delantera. Ayer, directivos de Acebrón o Indasa cifraron en 30.000 los profesionales que necesitará Galicia para el sector de las renovables en los próximos diez años.

Falta mano de obra

Francisco Guizán es calderero, oficio que se ha detectado como falto de mano de obra en un informe elaborado por la Comisión Europea y rubricado por las principales asociaciones navales, entre ellas Pymar. El trabajador es consciente de las dificultades del sector para encontrar profesionales. La patronal del metal Asime cifra en 2.000 las vacantes que esta industria necesita cubrir hasta el 2025 en Galicia para amarrar potenciales pedidos. Guizán considera que los trabajadores no aparecerán mientras trabajadores y astilleros no hagan lo que está en su mano para fomentar oportunidades sugerentes. «Un calderero, por ejemplo, necesita años de experiencia para llegar a ser competente. Hay que formarlo y retribuir su trabajo debidamente», opina. «La figura del peón o del aprendiz son historia. Y todos en su día comenzamos así», apostilla. A su juicio, el sector en Vigo ha dejado de resultar atractivo para la gente joven y ahora cuesta elaborar un plan sectorial eficaz para encontrar profesionales.

El sector naval ha advertido todo este año sobre la falta de mano de obra.
El sector naval ha advertido todo este año sobre la falta de mano de obra. M.MORALEJO

«Los astilleros son auténticas universidades. No sirve de nada tenerlos cerrados o sin actividad», insiste Francisco Guizán sobre casos que han desesperado a los sindicatos del naval en Vigo, como Astilleros San Enrique, que ocupa las instalaciones de la antigua Vulcano, donde no se han construido barcos desde que se entregó en Villa de Teror. Guizán se implicó laboral y emocionalmente en la defensa de los trabajadores de Vulcano antes de su extinción. Se afilió a Comisiones Obreras con 22 años y piensa férreamente que todos deberían participar en el movimiento sindical en un sector como es el del naval. Recuerda con añoranza los tiempos de Ascón y teme que la sangría continúe en un ecosistema maduro como la industria viguesa.