Dijo hace unos días el concejal de Comercio, Ángel Rivas, que la Feria de Abril de Vigo es un evento «de gran tradición e arraigo» en la ciudad. Vamos a ver. Hay veces que por querer quedar bien se nos llena la boca de términos que se te revuelven y acaban rebotando contra tu propio ojo. Para vender no es necesario mentir siempre. A veces basta con decir la verdad. Es mejor una tapa de sinceridad que una pringosa ración de sandeces, que no, no son unos pescaditos fritos como los que te sirven en las ferias. Es muy legítimo que los andaluces residentes en esta ciudad quieran recrear aquí su fiesta.
Y a pesar de que parece que no pega nada llegar a Galicia y encontrarte de repente con una calle llena de farolillos en la que suenan los Romeros de la Puebla, las mujeres llevan traje de faralaes y los hombres visten como si fueran a rodar un anuncio de Tío Pepe, tienen tanto derecho (a nadie se le obliga a ir) como los que se lo pasan pipa con cualquiera de las decenas de fiestas gastronómicas de supuesto arraigo galaico, aderezadas con música de gaita, que pueblan nuestro calendario durante todo el año, que algunas tienen tradición y otras, como la del huevo frito de Nigrán, pues no tanta. Muchas veces, para pasarlo bien es necesaria una excusa que te permita dar un paso adelante para toparte simplemente con un rato de diversión. Pero dada la buena causa, tampoco el argumento tiene que ser excelso. Así que si te acercas por la zona del Náutico este fin de semana y te parece que oyes sevillanas, no es que se te haya ido la mano con las gotas del café. Es que Vigo celebra su tradicional Feria de Abril y olé.