Las lágrimas de la virgen se extienden por todas partes

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

cedida

La planta conocida en Galicia como allo bravo empieza a comportarse como una especie invasora

31 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A poco que se fijen estos días por cualquier zona sombría con abundante humedad, especialmente en zonas de suelos degradados y baldíos, cunetas, taludes, bordes de caminos y muros, encontrarán una pequeña y vistosa planta en plena floración con llamativas flores blancas. Se llama allo bravo (aunque existe alguna otra especie con la que comparte ese nombre galego). Su nombre común en castellano, especialmente pertinente estos días, es «lágrimas de la virgen» (Allium triquetrum) por la disposición caída lánguidamente de sus flores que forman campanillas blancas. 

El grupo allium incluye a la gran familia de las cebollas, chalotas, ajos y puerros. Todas ellas se caracterizan por sus bulbos y su aroma intenso producido por los sulfuros presentes en sus tejidos. Se trata de una planta natural de la zona mediterránea central que poco a poco se fue naturalizando en la parte de Europa occidental por su uso como planta ornamental en jardinería y también por su interés gastronómico, aunque su fuerte olor no la hizo tampoco excesivamente popular. En cualquier caso, como muchas de sus primas, el allo bravo terminó escapándose de los jardines y colonizando el entorno llegando a formar en algunas zonas un alfombrado en ocasiones muy denso que impide que se desarrolle el resto de la vegetación. 

Nuestra amiga es una hierba perenne de entre 10 y 30 centímetros, con tallos que presentan una sección en forma triangular, de ahí lo de «triquetrum» de su apellido científico, y entre 4 y 19 flores por planta en forma de campanilla, con seis pétalos blancos, a veces azulados, cruzados por una línea verde en su parte central. Bajo el suelo se encuentra su bulbo dividido en varias partes. 

Se le atribuyen propiedades medicinales como antiinflamatorias y diuréticas y también usos culinarios, pero, aunque sus bulbos serían comestibles, no recomendamos su consumo por el tipo de suelos y los espacios en los que crece (espacios degradados y bordes de carreteras), muy susceptibles de acumular contaminación. 

El sistema que utiliza el allo bravo para dispersar sus semillas es muy ingenioso, pero requiere colaboración externa. Cada semilla dispone en la parte exterior de un pequeño depósito adherido con sustancias nutritivas (se llama eleosoma). Dicha sustancia le encanta a las hormigas, que transportan sus semillas al hormiguero para alimentar a sus larvas con ese eleosoma, dejando el resto de la semilla en perfecto estado e instalada bajo tierra, lo que multiplica su probabilidad de germinación. Aunque esta exitosa estrategia es también un inconveniente, como veremos al final. 

A este proceso de atraer a las hormigas para que colaboren en la dispersión de semillas se le denomina con el tremendo nombre de mirmecocoria y lo utilizan miles de plantas y árboles, siendo un buen ejemplo de mutualismo: la colaboración entre especies diferentes para conseguir un beneficio común. 

Podríamos aprender la lección teniendo en cuenta lo que nos cuesta colaborar ni siquiera entre nuestra propia especie. En cualquier caso no podemos olvidar un detalle fundamental: lamentablemente, nuestra vecina empieza a comportarse en nuestro entorno como una especie exótica invasora que, como suele suceder, incomprensiblemente todavía se encuentra a la venta en muchas webs de jardinería de lugares que ya está invadiendo. En cualquier caso, su erradicación es relativamente sencilla arrancando los bulbos del subsuelo.