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José Antonio y Miriam cambian Madrid por Granada y dan un giro  ecológico a la explotación familiar de fruta tropical

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AGRICULTURA

Daniel Peinado Ago

Al promover el cultivo orgánico con técnicas más sostenibles con el medio ambiente han puesto su grano de arena para lograr los objetivos marcados en el Plan de Acción para la Agricultura Ecológica de Bruselas

03 may 2024 . Actualizado a las 09:54 h.

Hay un ayuntamiento en la provincia de Granada donde el cultivo de frutas tropicales es una tradición. Hace décadas que ahí, en Jete, se ven campos de aguacates, chirimoyas, mangos.... Porque aunque parezca mentira, España es, por ejemplo, el mayor productor del mundo de chirimoyas. Hace unos once años José Antonio, que nació en medio de esos campos, decidió cambiar Madrid por su pueblo. Hasta allí se mudó con su mujer Miriam y, juntos, emprendieron la aventura de pegar un giro a la explotación familiar, la de los padres de José Antonio.

Ellos ya cultivaban fruta tropical desde hacía más de cuarenta años, pero esta pareja de emprendedores dio un giro hacia la agricultura ecológica, en línea con los objetivos del Plan de Acción para la Agricultura Ecológica puesto en marcha por la UE y que cuenta con el apoyo de la política agraria común (PAC) para lograr que, al menos, el 25% de las tierras agrícolas de la UE se dediquen a la agricultura ecológica. José Antonio y Miriam, con su finca Tropicultura, han puesto su grano de arena para lograrlo. 

No solo producen la fruta en ecológico. Cuenta Miriam que forman parte de la cooperativa que agrupa a productores bio Tierra y Libertad y buena parte de su producción la comercializan a cooperativas de consumo para evitar intermediarios. Porque quieren promover el consumo de alimentos de circuito corto para que los consumidores sepan lo que comen y quien produce esos alimentos. También comercializan a almacenes del entorno, donde ofrecen un producto de proximidad.

Esta agricultora o tropicultora reconoce que cambiar la ciudad por el campo no es fácil, a veces. Pero ellos jugaron con ventaja porque, como explica, «mi marido conoce bien esto. No es como alguien que no sabe lo duro que es el trabajo en el campo, donde trabajas de sol a sol. Pero tiene sus ventajas porque no están en una oficina....».

Y además de ofrecer a sus clientes un producto de temporada y de cercanía con su modelo de producción también cuidan una tierra que, al igual que está ocurriendo en Cataluña, está sufriendo los problemas de la sequía que parece haber venido al sur de España para quedarse. Su estrategia para combatirla está clara: «Hay que manejar el modelo de riego. Tratar de evitar la evaporación o que el agua se quede encharcada, mantener las cubiertas vegetales entre los árboles porque guardan la humedad, además de conservar la biodiversidad....».

Además, quiere desmontar el mito de que producciones como el aguacate requieren una ingente cantidad de agua para producir: «En nuestra web tenemos un artículo donde explicamos eso», dice. En él se ve como para producir un kilo de aguacate se precisan 1.000 litros de agua, pero es que para obtener la misma cantidad de manzanas son necesarios 822 litros. Cada día aprenden algo nuevo. Aunque el trabajo es duro ver el fruto que da reconforta. Sobre todo porque creen en lo que hacen.