Las ruinas de la política

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

21 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La crónica de veinte años de la operación Peleteiro bien podría titularse «Historia de un despropósito», «De cómo la política, lejos de solucionar los problemas de los ciudadanos, puede empeorarlos hasta el extremo» o, si lo prefieren, «Los políticos que ponen sus intereses partidarios-electorales por delante de las necesidades de sus vecinos». Cualquiera de ellos podría aplicarse —y ninguno faltaría a la verdad de lo acontecido— a este triste y extenuante episodio, en el que Compostela se juega no la edificación de cuatro casas en un erial, sino buena parte del futuro de su segundo corazón urbano, la revitalización de una zona central del Ensanche. Pasado tanto tiempo, ni siquiera estamos en la fase inicial, estamos mucho peor, porque la actual propiedad de ese cotizado espacio, la Sareb (recuérdese, el banco malo, que aquí heredó uno de sus mejores activos), tiene más que colmado el vaso de la paciencia después de tan frustrante deriva, y todo el derecho a desarrollar la parcela acorde al planeamiento en su momento aprobado y después denostado por los grupos políticos, más todavía cuando, finalmente, en el último mandato de Sánchez Bugallo, cedió y cedió hasta el punto de que la negativa final de Compostela Aberta —que le devolvió al PSOE la bofetada recibida cuando Martiño Noriega estaba al mando— y del BNG dejó perpleja a una inmensa mayoría de la ciudadanía, a excepción, al parecer, de esa multitud del Ensanche en la que se escudó CA. Y Goretti Sanmartín lanzando el compromiso electoral de reclamar a la Sareb que le regalase la finca al Concello para construir vivienda pública, a sabiendas de que eso era pura ficción. No le quedó más remedio que reconocer —por la boca pequeña— que es inviable. Pero, tranquilos, que esto se arregla mandando cartas a Madrid para decir que ahora la pelota está en el tejado de Moncloa. En absoluto. El problema no está allá, sino acá, en el pazo de Raxoi, por la lamentable gestión de un asunto trascendental de la ciudad que, por serlo, debió haber sido blindado frente a los destrozos de los intereses partidarios desde el minuto uno. Ahora, el último arreón consiste en rescatar la operación Peleteiro de las ruinas de la piqueta de la política con la pócima revitalizante del consenso social para llevar a Madrid una «posición de ciudad» que acabe por ablandar de nuevo a la Sareb para el cambio de edificabilidades y usos. Bien está, porque la paciencia de los ciudadanos es la prueba de una responsabilidad a la que han faltado sus representantes. Ojalá el desenlace sea satisfactorio. Y que la piqueta de la política no vuelva a pasearse por el viejo Peleteiro.