Antonio Pérez, investigador de fenómenos paranormales: «Nunca me ha gustado llamarles fantasmas»

PONTEVEDRA

cedida

El también escritor condensa en «Pon atención, están ahí» un cuarto de siglo de investigaciones paranormales

03 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Con Pon atención, están ahí, Antonio Pérez aborda «un trocito de veinticinco años de investigación» centrada en fenómenos paranormales, en general, y la fantasmogénesis, en particular.

—Para la gente que sea escéptica, ¿qué le podría decir?

—Siempre digo que yo no tengo por qué convencer a nadie. Lo único que digo es que hago un trabajo, que cada investigación de las que hay en este libro son muchos meses de trabajo. Una investigación no es ir y poner un grabador o una cámara de vídeo, empieza muchísimo tiempo antes, investigando y descubriendo todo lo que sucede desde hace años, décadas o siglos en ese lugar. Que afronten el libro como una experiencia nueva, que me acompañen en la investigación porque yo acompaño al lector, que esté presente en todo lo que sucede, que vea los resultados y que después decida. No es cuestión de intentar convencer a nadie. Después de más de cuarenta años de investigación, tengo la certeza, no la duda sino la certeza, de que hay más energías ahí, unas son desencarnadas y es gente que ha trascendido, otras son energías que se mueven en otro mundo, en otros universos paralelos y que hay veces que tenemos la suerte o el accidente de cruzarnos con ellas. Ante una energía que es capaz de interactuar, incluso, físicamente con nosotros y con nuestro entorno, habría que tomarla un poquito en serio.

—¿Y la fantasmogénesis qué es?

—Es el estudio de los supuestos fantasmas. Nunca me ha gustado llamarles fantasmas. En cualquier caso, son energías. Si hay algo que la ciencia tiene más que demostrado es que somos pura energía. La energía no se crea, ni se destruye, se transforma. Si nosotros somos pura energía, una vez que nuestro cuerpo físico desaparece, ¿dónde va a parar esa energía? Esa es una de las grandes preguntas. Desde que el hombre se reconoce como un ser inteligente y que existe la muerte, son preguntas que nos hacemos. En ocasiones, tenemos la suerte de tropezarnos con esas energías que, en ocasiones, cuando te dan datos de alguien que no conoces y que han fallecido, y que tú lo puedes contrastar, como mínimo te deja duda de que exista la posibilidad de que te comunicas con ellos. También te digo que el que piense y diga que, cuando se habla de fantasmas, todo lo que nos rodea son fantasmas, la verdad es que lo dudo mucho. Lo que sí tengo claro es que hay energía y que somos capaces de comunicarnos con ellas.

—¿Qué consejo le puede dar a alguien que se encuentre en una situación en la que interaccione, no con un fantasma, sino con una de estas energías?

—Siempre digo que hay que mantener la entereza, la tranquilidad y, sobre todo, utilizar el sentido común. Hay muchas veces que nuestros propia sentimientos nos engañan. Nuestros sentimientos, todas nuestras capacidades, hace mucho tiempo que las atrofiamos como animales que somos y hay veces que nos encontramos con circunstancias que nos pensamos que son paranormales y no lo son. Y todo lo contrario, a veces te piensas que un movimiento de una silla, de un vaso o de cualquier objeto es consecuencia de un pequeño movimiento sísmico o lo que sea y realmente son este tipo de energía. Pero, sobre todo, mantener la tranquilidad, la cordura y el sentido común. No todo es paranormal, pero no todo es normal. Si partimos de la base de que realmente, y eso es ciencia, no vemos ni un 20 % de lo que nos rodea, no escuchamos ni un 20 % de lo que nos rodea y nuestros sentimientos, nuestras capacidades cognitivas, no captan ni un 20 % de lo que nos rodea y aún así nos creemos que esta es la única realidad, que somos el ombligo de todo, creo que andamos un poquito equivocados.

—Hablando de escuchar, el libro se acompaña de una lista de reproducción de psicofonías.

—Efectivamente. Cada investigación que aparece en Pon atención, están ahí, que son investigaciones de campo en el mundo de lo paranormal, las acompañó con psicofonía. En el libro hay fotografías que no tienen explicación científica, vídeos que no se ha podido demostrar que hayan estado manipulados y, sin embargo, aparecen imágenes y aparecen psicofonías. ¿Por qué? Porque hace muchos años que descubrí que si digo he visto o he captado y no presento pruebas, tú tienes que hacer un acto de fe. Me creerás o no me creerás, pero si te presento pruebas que, como mínimo, te hagan dudar, pues te hago pensar. Por eso, yo no hablo nunca de ningún caso en el que no tenga, como mínimo, una foto paranormal, una teleplastia, una fotografía paranormal, un vídeo... algo que yo pueda respaldar con la investigación que he hecho.

—El libro recopila casi una veintena de investigaciones, ¿cuál es la que más la ha marcado?

—En el libro hay diferentes investigaciones porque he intentado en esos veinticinco años de mi vida intentar hacer algo redondo. Por eso, hay investigaciones en palacetes, en castillos, en palacios, en casa señoriales, pero también en una casa normal como la tuya o la mía. Investigaciones que no tienen nada que ver con esta investigación de campo, sino de las otras, de zapatilla y de reportero que es, por ejemplo, la de la chica de la curva o la de la iluminada de La Algaida... A mí la que más me gusta, después de tantos años de investigación, sin lugar a dudas, la del palacio de Guevara. ¿Por qué? Porque es el sitio que es el sueño de cualquier investigador porque en cualquier disciplina que buscáramos resultados, obtuvimos resultados. En psicofonía, en psicoimagen, en fotografía, en teleplastia, en todo. Todas las disciplinas que ahí utilizamos para intentar comunicarnos, en todas obtuvimos unos resultados tremendos. Ese es el sueño de cualquier investigador. Eso, hablando mal y pronto, es la hostia para la gente que nos dedicamos a investigar.