Reflexiones desde mi «Moncloa» de otro Pedro

Pedro González Vieites CORRIENTES DEL ANLLÓNS

OPINIÓN

El exministro de Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, en el Senado
El exministro de Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, en el Senado Alberto Ortega | EP

06 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Frente a la grave enfermedad que me aqueja, la del escepticismo jurídico, que pugna por postrarme del todo en el catre de la desilusión vocacional, esto que me propongo escribir tiene mucho más de terapia personal que de unas reflexiones compartidas con la ilusión de que puedan llegar a ser útiles a nadie». Gloria Marín Benítez, abogada en Uría Menéndez. Fiscal Blog, el 26 de abril.

Nuestro país se ha acostumbrado a convivir, consentir y sufrir una tropelía tras otra, bajo un régimen cautivo de sus propias mentiras que debe falsificarlo absolutamente todo. Falsifica el pasado, el presente y también el futuro e incluso las estadísticas y los datos macroeconómicos más favorables a sus intereses electorales, incluyendo reformas legislativas de dudoso encaje constitucional. Un ejemplo de todo ello lo podemos observar a diario en las noticias falsas, las fake news, con la inestimable ayuda de algunos medios de comunicación que ya no viven de informar e investigar con independencia y libertad sobre la realidad social y económica del país, sino de las sensaciones y la manipulación para conseguir la subvención que engrase sus cuentas de resultados. El precio de vivir en la mentira tiene un elevadísimo coste para una sociedad como la nuestra demasiado infantilizada y adormecida, montada y sostenida sobre la fabricación de datos convenientemente aderezados y cocinados mediante campañas y eslóganes de márketing electoral y publicidad engañosa, fundamentado en contar y sobrevalorar logros que en realidad no son más que amenazas y debilidades.

Un buen ejemplo de ello lo podemos encontrar en la última reforma del sistema de pensiones, uno de los logros más reiterados por el Gobierno de Sánchez. En un reciente informe de la UE se desmonta la reforma obligando a realizar cambios, lo que significa un duro varapalo, dado que será necesario realizar ajustes antes del año 2030 por un importe de unos 11.000 millones de euros, ante un futuro escenario de envejecimiento de la población, con un estructural y elevado ratio de desempleo.

En mi opinión, Günter Grass estaba en lo cierto cuando afirmaba que «si las democracias occidentales demuestran ser incapaces de hacer frente a las reformas fundamentales, a los peligros inminentes y a los previsibles, no podrán soportar lo que en los próximos años resultará ineludible, crisis que empollarán otras crisis». A menudo me pregunto si somos conscientes de las implicaciones que de ello se derivan debido a la inquietud que me suscita y que puedan diagnosticarse como el germen de la desintegración del orden democrático establecido en España en estos últimos cuarenta años. Creo que fue el socialista francés Jean Jaurés (1859-1914) quien dijo algo así como que el valor consiste en buscar la verdad y decirla, en no plegarse ante la ley de la mentira triunfante que pasa y en no hacernos eco en nuestra alma y en nuestra boca de los abucheos fanáticos y en nuestras manos de los aplausos imbéciles.