MAHI, el museo que faltaba en Galicia

MOTOR ON

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17 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace pocos días tuve la ocasión de visitar el recientemente inaugurado Museo de Automoción e Historia MAHI, instalado en el Polígono de Sabón, en Arteixo. Me ha complacido la visita, incluso me ha sorprendido, tras haber recorrido prácticamente la totalidad de los museos del automóvil que hay en España, además de muchos otros del extranjero tutelados por marcas del sector.

Desde hace décadas he reivindicado para Galicia una instalación de este tipo. Y me refería a una instalación pública, que hiciese honor a los personajes y las empresas que desde Galicia han sido parte importante de la automoción española en los últimos 150 años. Personajes como Eduardo Barreiros, que fueron claves en la movilidad española, pero también cientos, miles de empresarios y trabajadores gallegos que han hecho de nuestra tierra una referencia en automoción. Todos ellos han conseguido que en Galicia esté, por ejemplo, la fábrica más productiva históricamente de España y también entre las más prósperas de Europa. Pero no solo la fábrica de Stellantis es referencia de este sector. También lo son las medianas y pequeñas empresas que forman el tejido industrial y comercial del automóvil en Galicia, fabricantes de componentes, carroceros, pequeños talleres, centros tecnológicos, preparadores y, cómo no, la red gallega de concesionarios y agentes de las distintas marcas. Todos ellos dan trabajo a miles de trabajadores y traen prosperidad a Galicia, sin que sea tan reconocidos como los de otros sectores más tradicionalmente apreciados en nuestra tierra.

A lo largo de todos estos años hemos tenido que explicar, a muchos que no conocen la realidad gallega, que Galicia atesora una patrimonio automovilístico histórico como pocas otras autonomías españolas. Un patrimonio que compartimos además, por proximidad, con nuestros vecinos portugueses.

Un patrimonio que tiene una parte importante expuesta ya en ese Museo de Automoción e Historia que la familia Jove ha tenido que hacer desde la iniciativa particular, debido a la apatía institucional.

Sin duda, la visita al MAHI es mucho más que la visita a un museo del automóvil, porque la dirección del museo ha sabido poner en valor la historia de España en los últimos cien años hablando de tecnologías, de comunicaciones, de modas y de cultura. Y qué decir del tesoro bibliográfico que esconden las paredes del MAHI, un fondo documental único para entender el automóvil.

Creo que el MAHI será un sitio al que llevaré a mis nietos para que vean en directo que las batallitas que les cuenta el abuelo están plasmadas en sus salas con exquisito gusto, con cuidado del detalle y con auténticas joyas al alcance ya de todos. Cuando salí del MAHI me sentí un poco más orgulloso de ser gallego.