Natalidad

Emilio R. Pérez

LUGO

01 may 2024 . Actualizado a las 17:10 h.

El otro día leí por algún sitio que en España hay más perros ya que niños; y aunque las tiendas de cochecitos siguen vendiendo porque andar a cuatro patas no es humano, al común del vecindario debería preocuparnos, pues los perros no cotizan. Últimamente, sin embargo, no doy abasto, tengo a la familia en edad reproductiva en pie de guerra y me nacen los primitos y primitas por ambos lados como setas. ¿Estará cambiando la tendencia? Ojalá. Pues venga, que hoy los partos no son tan complicados como en mis tiempos.

Había en mi barrio una matrona a la que llamaban Manolita y la mujer no daba abasto. Al parto de mi hermano, por ejemplo, llegó tarde. Mi madre me contó que a mí me tuvo en la cocina, y que por eso crecí rollizo y sano. Le vino el parto sin llamar al timbre y a sus gritos acudió alarmada la señora Carmen, la de abajo, que salió en busca y captura de la Manolita en tanto seguía ella con la comida, que una cosa no quita la otra; coletilla que añadía cuando lo contaba. A mi hermano lo parió en el baño; y es por eso que creció aseado y limpio, aunque enclenque y esmirriado hasta cumplir edad reglamentaria de cascar o de ir tirando. Mi madre me contó que lavaba ropa en la bañera cuando notó que Nolo venía con prisa por echarse fuera. Tendió una sábana en el suelo y le abrió la puerta. Así que cuando llegó la Manolita solo tuvo que atar cordón y, para dar parte al Juzgado, tomar nota del acto. Mujeres, madre y esposa, benditas sean. A mí ya se me fueron y en mi ventana aquí en el alto las añoro tanto… ¿Sexo débil?... Ja. Tomemos también los hombres nota. No serán tan altas y musculosas, pero la fortaleza de verdad es otra cosa.