Evaristo Lemos, el monfortino que conoció a Cela mejor que su familia

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Evaristo Lemos y su esposa en una visita a Cela en su casa de Guadalajara
Evaristo Lemos y su esposa en una visita a Cela en su casa de Guadalajara CEDIDA

El empresario fue homenajeado por la Irmandade de Fillos e Amigos de Padrón

11 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cinco personas fueron homenajeadas el pasado domingo con motivo de las Festas da Pascua por la Irmandade de Fillos e Amigos de Padrón. «Una de ellas, con cuya amistad nos honramos, conoce a Camilo José Cela como si fuese su padre», señala la fundación que tutela en Iria Flavia el museo dedicado al premio nobel. El comentario aparece en sus redes sociales y alude al monfortino Evaristo Lemos, colaborador de esa fundación y unido por una estrecha amistad al escritor hasta su fallecimiento en el 2002. De Cela conserva muchos recuerdos y más de 353 dedicatorias manuscritas —160 dirigidas a él y 193 para otros destinatarios— en las más de mil ediciones de sus libros que ha ido reuniendo mediante la compra de ejemplares y colecciones particulares.

Los vínculos que en su día mantuvo Evaristo Lemos con el autor —y ahora con la fundación que tutela su legado— motivaron su entrada en la lista de homenajeados de la Irmandade dos Fillos e Amigos de Padrón. Tras recibir la insignia y la placa de honor de esta asociación en una ceremonia celebrada en el pazo de Arretén, participó en una ofrenda floral ante la estatua dedicada al escritor en el Espolón de Padrón.

Hasta allí viajó desde Cataluña al volante de un Ford Fiesta hace 36 años junto a su mujer y sus tres hijos, con la ilusión de ser recibido por el que iba a ser ganador del Premio Nobel. Y 61 libros en el maletero para que se los firmase de puño y letra. «Al llegar llamé un fotógrafo para que nos acompañase. Si Cela nos recibía, quería tener algún recuerdo. Pensaba que no iba a tener oportunidad de volver a estar cerca de él», evoca el empresario monfortino, administrador de la compañía logística Illaexport.

Aquel encuentro llegó a celebrarse y no sería el último. Lemos frecuentó desde entonces los domicilios del escritor padronés en Iria Flavia y Puerta de Hierro, en Madrid, y su casa campestre de El Espinar, en Guadalajara. Cela, por su parte, lo visitó en sus casas de Hospitalet y de Sant Joan Despí. El premio nobel fue además padrino de uno de los hijos del empresario, y el bautizo tuvo lugar en la misma iglesia de Iria Flavia en la que en 1916 lo había recibido el escritor.

Firmó todos menos uno

El primer encuentro de Evaristo Lemos con su autor de cabecera no estuvo exento de ciertos tintes surrealistas. «En Iria —según rememora— nos recibió su hermana Charo. Nos dijo que Cela estaba en una casa alquilada en Fisterra —donde escribía entonces Madera de boj— y que si le contábamos que éramos gallegos y que veníamos desde Barcelona era capaz de invitarnos a comer». Ya en Fisterra, el fotógrafo, que conocía al personaje, no se quiso bajar del coche hasta cerciorarse de que Cela no los iba a echar a cajas destempladas. Pero el escritor los recibió, estuvo tres horas con ellos y firmó 59 de los 60 ejemplares. Descartó uno porque le faltaba una hoja de cortesía, la página en blanco que suelen ir al principio o al final de los libros. «Dijo: ‘está incompleto, consigue otro y te lo dedicaré'», detalla Lemos.

Aquella primera tertulia se celebró al calor de agosto y de una botella de Vega Sicilia que llevó para la ocasión desde Barcelona y que conserva vacía pero con un autógrafo del nobel en la etiqueta. Evaristo Lemos editó recientemente un libro de dos tomos que plasma su pasión por la obra y el personaje de Cela. Un volumen aborda ediciones de bibliófilo del escritor padronés y el otro las dedicatorias de su colección y los pormenores de su relación con Cela. «A Evaristo Lemos, el hombre a quien más libros dediqué en mi vida», dice una de ellas, escrita en la primera página de un ejemplar de la Balada del vagabundo sin suerte.

Cela juega con realidad y fantasía en el segundo volumen de su autobiografía Memorias, entendimientos y voluntades. De ahí que sitúe a Evaristo Lemos, mucho antes de que naciese, en un episodio supuestamente verídico acaecido en la estación de Venta de Baños en noviembre de 1937, donde el escritor afirma haber conocido a este «gallego de Monforte» con «mucha afición por la lectura». «Al leer aquello se me saltaron las lágrimas», dice ahora el aludido.

Brindis con Cela como invitado en una celebración en la casa de Evaristo Lemos
Brindis con Cela como invitado en una celebración en la casa de Evaristo Lemos

Un segundo viaje por la Alcarria junto al escritor

La primera aproximación de Evaristo Lemos a la obra de Camilo José Cela fue en su etapa de estudiante de bachillerato. Corría el año 1975 y el profesor de literatura le encargó un comentario sobre «Viaje a la Alcarria». La hondura de las descripciones de los personajes que desfilan por esas páginas lo dejó impactado para siempre.

El azar quiso que, después de haberlo recorrido con su mujer, pudiese compartir parte de la ruta con el propio escritor. Fue en 1985 con motivo de un homenaje en Hospitalet, donde residía el empresario monfortino y en cuya organización tuvo mucho que ver. Cela —explica Lemos— «no quería ir en avión y solo pidió que se le facilitase coche para desplazarse desde su casa en Guadalajara hasta Hospitalet».