Media hora espectacular emborronada en tan solo dos minutos

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El Celta ofreció un recital en su arranque en San Mamés que quedó destrozado tras la expulsión

02 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

San Mamés fue testigo privilegiado de lo que es capaz de hacer el Celta. Lo padeció durante media hora, antes de que una pillería, una decisión arbitral polémica, una acción infantil y un penalti se combinasen en la misma coctelera para destrozar el espectáculo y poner en bandeja el partido para el Athletic Club. Al final, no fue el tan temido juego aéreo de los leones el que rompió al Celta, sino un balón de fe que surgió a ras de suelo y que desbancó a los vigueses de la quinta plaza.

La jugada

Mitad y mitad. Una sola acción cambió el devenir del partido de San Mamés. A sus 30 años, Gustavo Cabral no fue capaz de resistirse a los piques de Aduriz, con el que llevaba media hora de tensión constante, y acabó cayendo en las redes del donostiarra. Pasarle por encima, rozándole o no la cabeza con la bota al delantero, fue una torpeza mayúscula con la que Estrada Fernández no tuvo contemplación. El árbitro, cuya actuación sibilina fue un calvario para los de celeste, ni titubeó a la hora de expulsar al argentino solo dos minutos después de pitarle un penalti. Ahora queda por ver si Cabral vuelve a disfrutar de minutos esta temporada o si tiene vacaciones anticipadas.

El arranque

Media hora magnífica. La derrota de San Mamés fue cruel con un Celta cuya primera media hora fue sencillamente magnífica. Con balones largos, un fútbol de vértigo, jugadas de memoria y pases absolutamente medidos fue capaz de desbordar una y otra vez el esquema del equipo de Valverde. Primero Aspas, luego Orellana, más tarde Wass... El Celta ofreció un recital ofensivo que se basaba en la intensidad, la verticalidad y también en los frutos de la presión tras pérdida, ya que conseguían que cada balón perdido regresase, y con calidad, a los pies de los del Toto.

La acción

No fue el juego aéreo. El Celta iba preparado para sufrir con el juego aéreo del Athletic. Sin embargo, fue Raúl García, tirado en el suelo y con dos defensores célticos a su alrededor, el que obró el milagro de sacar un remate que acabó en el fondo de la red y le dio tres puntos a los de Valverde. Aunque con tensión permanente, los celestes fueron capaces de aguantar el poderío aéreo de los vascos, que aunque coleccionaron llegadas y centros en la segunda mitad, no conseguían que fueran de calidad.

El rompecabezas

Obligados a reconstruirse. La expulsión de Cabral obligó a Berizzo a alterar el esquema de su equipo una y otra vez. Sin centrales natos en el banquillo, probó a Hugo Mallo, antes de que Radoja entrara en escena, reconstruyendo una y otra vez un rompecabezas que fue perdiendo potencial ofensivo con el paso de los minutos. En su intento de conservar el empate, Berizzo probó sobre el césped a su equipo más defensivo de lo que va de temporada. Tras el gol, los célticos dieron un paso adelante y Guidetti entró en acción, pero ya era demasiado tarde. El quinto puesto se perdió en el minuto 39.