Crimen de Muimenta: el sargento que lideró la investigación dice que la madre de Desirée Leal es «la autora evidente del crimen»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

GALICIA

Europa Press

Un guardia civil dice que Sandamil les explicó que esa noche «durmió mal, que se despertó a ratos», y otro declaró que la habitación en la que murió la niña «mostraba indicios de violencia». Análisis: ¿Por qué se está repitiendo el juicio?

01 mar 2023 . Actualizado a las 21:23 h.

Ana Sandamil se volvió a sentar este miércoles en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Lugo. Por segunda vez, la madre de Desirée Leal está siendo juzgada por el asesinato de su hija, de siete años, en su casa de Muimenta el 3 de mayo del 2019. La tercera sesión del nuevo proceso estuvo protagonizada por vecinos y gente del entorno de la familia de Desirée Leal, la pequeña de siete años presuntamente asesinada por su madre, y por los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil que analizaron la escena del crimen.

Los testigos que comparecieron en esta vista trataron de aclarar las condiciones materiales y personales de la casa y de quienes estaban en ella justo después de la muerte de la pequeña. Especialmente valiosa para el proceso fue la declaración del sargento que instruyó el atestado, ya que estudió profundamente la escena del crimen y se entrevistó con Ana Sandamil después del asesinato.

Varios testigos destacaron ya que la madre «non parecía preocuparse pola nena» cuando estaban tratando de salvarle la vida a Desirée, pero varias amigas de la familia la defendieron en las dos primeras vistas.

Sandamil acudió a un curandero para tratar sus problemas de ansiedad

La primera persona en comparecer este miércoles fue un curandero al que Sandamil acudió para tratar sus problemas de ansiedad y falta de sueño. «No vi nada raro en ella. Vino con la niña y me parecieron normales. Le di unos cuantos consejos y tratamientos para mejorar el descanso y relajarse, pero nada más», explicó. No observó ningún síntoma psicótico en Sandamil, ni nada «preocupante». Finalmente, mencionó que la cita con él la concertó María Novo, la madre de Sandamil.

Tras él, compareció la directora del colegio al que iba Desirée. En la misma línea, explicó que «no vi nada raro ni en la madre ni en la niña», aunque, ese curso, ella no era profesora de Desirée. «La niña era alegre, feliz, divertida, y tenía muchas amigas», dijo sobre la pequeña asesinada. Como detalle curioso, recordó que, la semana anterior al crimen, la menor no fue a una excursión. «Estaba apuntada, así que, cuando vimos que no estaba en el autobús, llamé a la madre. Otros niños dijeron que habían visto cómo su abuela la trajo al colegio ese día, pero que luego se la llevó. La madre me dijo que no iba a venir, porque le dolía la barriga. No me pareció nada anormal», terminó la directora.

Los agentes que llegaron a la escena del crimen: «Nos pareció llamativo ver tanta sangre»

Los primeros agentes de la Guardia Civil que llegaron a la casa de Muimenta fueron los de una patrulla del puesto de Castro de Rei. Recibieron el aviso a eso de las 8.20 horas, y fueron al lugar de inmediato. Ambos comparecieron este miércoles en el juicio, y coincidieron en que «allí estaban el abuelo, la abuela, otra persona con la abuela, y la madre de la niña, además del equipo sanitario». Uno de los guardias afirmó, en su turno de palabra, que «yo entré a la habitación y vi a la niña pálida. Había sangre en la boca de la niña, un un calcetín, en una zapatilla, en la almohada... Nos pareció llamativo ver tanta sangre», algo que ratificó su compañero. «Le voy a decir la verdad: no quise mirar mucho a la niña. Le vi sangre en la boca, en la ropa y en la almohada. Pero me fui y dejé trabajar a los técnicos de emergencias», añadió

Su compañero explicó que «la madre nos pareció demasiado tranquila, y la abuela no quería ir con ella. Estaba vestida de calle». El segundo agente, que habló con Ana Sandamil, afirmó que la madre le dijo que «la niña se levantó a la cocina a beber y que no volvió», y que «se la encontró tirada en el suelo del pasillo, entre su habitación y la cocina». El guardia coincidió con su compañero en que Sandamil estaba «muy tranquila» tras el crimen —que no «ida», según le dijo al abogado de la madre—, «al contrario que la abuela, que estaba destrozada y muy alterada».

Fue él quien habló por teléfono con José Manuel Leal, el padre de Desirée, para darle la noticia de la muerte de su hija. 

Al lugar acudieron más agentes de la Guardia Civil en los momentos posteriores al crimen. Uno de ellos fue el comandante del puesto de Cospeito, el municipio lucense en el que sucedieron los hechos, que acudió al lugar tras ser alertado por la patrulla que llegó primero a la casa. «Cuando llegué, allí estaban la madre, la abuela y al abuelo del niña, y creo que también una vecina. Fui a la habitación donde estaba la niña, y pude observar que tenía heridas en la boca y sangre en su ropa, en la cama y en otros objetos de la habitación. Me pareció algo sospechoso el ver tanta sangre. No me pareció que eso se correspondiese con una muerte natural o accidental», resumió al guardia.

Con respecto al estado de Ana Sandamil, el comandante afirmó que habló brevemente con ella. «La madre estaba tumbada en el sofá del salón, tapada con una manta hasta el cuello. Decía que no sabía lo que había ocurrido. Estaba tranquila, como adormilada. Hablé poco con ella. No la vi ida ni ausente», alegó.

Los policías que le tomaron declaración a la madre en el hospital: «Vimos que estaba en buen estado»

Sin embargo, el día de los hechos, no todos los agentes acudieron a la casa de Muimenta. Una patrulla de la Policía Judicial, compuesta por dos agentes, fue al HULA a ver a Ana Sandamil, que había sido ingresada tras intentar quitarse la vida. Los dos guardias que fueron a visitarla declararon este miércoles, y contaron versiones muy similares. El primero de ellos, el teniente jefe de la sección de investigación criminal, explicó que fue al hospital, donde había sido ingresada la acusada, a interesarse por su estado de salud. «Vimos que estaba en buen estado, suficiente para hablar con ella. Le tomamos una pequeña declaración, que fue coherente y continua. Estaba tranquila y habló sin ningún problema», afirmó. «Ella nos dijo que había tenido un problema de mobbing en un curso y que por eso había ido al médico, que le había recetado la trazodona para dormir mejor. Fue la única referencia que nos hizo de su estado mental», expresó el guardia.

A ellos fue a quienes Sandamil les contó el primer relato extenso de lo que ella creía que había ocurrido aquella noche. «Nos relató que se había levantado a las 7.00 horas. Que fumó un cigarrillo y que se comió una fruta. Al volver a la habitación, dijo que se encontró a la niña tirada en el suelo, y que la subió a la cama. Vio que a la pequeña le pasaba algo, que no estaba bien, y fue a avisar a su madre. Nos dijo que la abuela trató de reanimarla y que no pudo. Luego, nos explicó que se tomó que bebió una botella con unas pastillas de trazodona, que era una medicación que ella estaba tomando, y que las tomó en ese momento porque se encontraba mal, y su madre le hizo vomitarlas. Poco más», resumió.

«Nos extrañó que, después de hablar bien con nosotros, se negase a firmar la declaración»

«Ella insistía en que la niña se había tomado su medicación. Nos dijo que esa noche durmió mal, que se despertó a ratos», añadió su compañera, que testificó después de él.

No obstante, tanto él como su compañera destacaron que Sandamil, después de hablar con ellos, se negó a firmar la declaración. «Nos extrañó que, después de hablar bien con nosotros, se negase a firmar la declaración porque decía que no le parecía oficial, porque no llevaba membrete. Nos dijo que alguien le había dicho que no la firmase, y así lo hicimos constar», comentó el agente. 

El sargento que instruyó el proceso: «No era el escenario de una muerte accidental, sino de un crimen violento»

Tras ellos, llegó la declaración más esperada del día, la del sargento de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Lugo. En su turno de palabra, empezó explicando qué se encontró al llegar a la casa. «La primera noticia que tuve fue a partir de lo que me dijeron desde la central. Me dijeron que había una menor, de unos seis o siete años, fallecida por una ingesta medicamentosa. Al llegar, sin embargo, observé que no era un escenario compatible con eso. Había indicios de violencia en la habitación, que indicaban que no era una muerte accidental. Había manchas de sangre en muchos sitios: en un calcetín, en el suelo, en la niña, en la almohada... Hasta la niña tenía sangre, en los labios, en las uñas y en el brazo», aclaró.

El sargento, poco después del crimen, habló con la madre y con la abuela de la niña. «María Novo nos relató que la despertó su hija, diciéndole "morreu Desi". Ella fue corriendo a la habitación y se encontró el cuerpo, en la cama, tapado con la sábana. Intentó reanimarla, agitándola, pero llamó al 061 al no ver mejora», comentó.

La actitud de Ana Sandamil le sorprendió

«A Ana Sandamil le pregunté primero por ella, como toma de contacto. Estaba tapada casi hasta el cuello con una manta. Tenía los ojos vidriosos. Alegó encontrarse mal y que no quería hablar más con nosotros. Le pedimos permiso para llevarnos unos móviles y una tableta y ella se negó. Nos dijo que se iba a quedar sin móvil, miró a su padre y él nos dijo que tenían que hablar con un abogado. Yo les informé de que, al ser un episodio muy grave, teníamos que llevárnoslos de manera cautelar igualmente», explicó el agente.

De hecho, su actitud le llamó la atención. «Me pareció que la madre tenía una actitud extraña, defensiva. Iba respondiendo bien, aun estando afectada, pero se cerró en banda al preguntarle por lo ocurrido aquel día», especificó. Luego, dijo encontrarse mal y fue trasladada al hospital en ambulancia.

Ana Sandamil, llegando a la tercera jornada de la repetición del juicio.
Ana Sandamil, llegando a la tercera jornada de la repetición del juicio. ALBERTO LÓPEZ

El pijama ensangrentado había sido ocultado

El guardia civil valoró especialmente una prueba concreta: el hallazgo del pijama ensangrentado de la madre. «Nos marchamos al cuartel de Vilalba y le tomamos declaración a María Novo. Allí, relató los supuestos cambios de actitud de su hija. Fue ella la que nos dijo que Ana estaba en pijama cuando la despertó. Nos llamó la atención que no lo habíamos encontrado en la primera observación. Entonces, volvimos a la vivienda y buscamos la prenda. La encontramos, a mi juicio, escondida, debajo de la cama donde durmieron la madre y Desirée. Estaba metido al fondo, como intencionadamente. Luego, se lo enseñamos a María Novo y lo identificó como el de su hija. Estaba manchado de sangre en la parte del pantalón», resumió.

«Desirée intentó defenderse»

Como la persona que más sabe de la instrucción del procedimiento, las acusaciones le pidieron su valoración de lo que allí había pasado, de su opinión. La respuesta fue contundente. «Mi impresión es que allí no hubo una ingesta medicamentosa, sino unos hechos violentos. Por la sangre, las salpicaduras de agua (compatibles con un forcejeo con la botella). Desirée intentó defenderse. Creo que le pudo haber hecho la herida de la boca con la botella al tratar de darle de beber de la botella. Para mí, la autora del crimen, evidentemente, fue Ana Sandamil», sentenció.

El sargento terminó su testimonio aportando la información que le dieron sobre la supuesta afectación mental de la madre y acusada. «Nadie nos dijo nunca que la madre confundía personas, escuchaba voces o que tuviese alucinaciones. Lo único su padre, que nos dijo que escuchaba ruidos de ratones en la galería», concluyó.

Al filo de las 13.30 horas, la sesión se dio por terminada tras las diez declaraciones de este miércoles. Mañana, jueves, se celebrará la cuarta vista de la repetición del juicio. En ella, testificarán doce peritos y tres guardias civiles. Las declaraciones más esperadas son las de las psiquiatras y psicólogas que atendieron a Sandamil tras el crimen y la del agente de la Guardia Civil que realizó la primera inspección ocular. Ellas, en el primer juicio (anulado por el TSXG), declararon en su mayoría que la madre presentaba una afectación mental, pero solamente una considera que no era consciente de sus actos y que su trastorno era grave. Él, el año pasado, llegó a decir que la única duda que tenía era si Ana Sandamil había matado a Desirée en la cama o en el suelo, pero que no había otra explicación sobre la autoría.

José Manuel Leal, padre de Desirée, a las puertas de la Audiencia Provincial de Lugo.
José Manuel Leal, padre de Desirée, a las puertas de la Audiencia Provincial de Lugo. ALBERTO LÓPEZ

El padre de Desirée: «Para min, non son humanos. Nin quen cometeu o asasinato nin quen quere xustificalo»

Antes de entrar al juicio, José Manuel Leal, padre de la niña, y los abogados de la acusación particular y popular, valoraron la sesión anterior y avanzaron lo que creían que podría ocurrir durante el resto del proceso. Leal, sujetando un cartel que pide «justicia» para la víctima, explicó que las «mentiras» de la expareja de la acusada, son «repugnantes e asquerosas», y que «se desminten solas». Todo, «para que este monstruo non sexa condenado a prisión permanente revisable».

«Era ao contrario, a quen maltrataban era a min. Miña nena dicíame que o mozo da acusada quería agredirme», explicó Leal sobre las acusaciones de maltrato que le dirigieron en el juicio los familiares de Sandamil. «Para min, non son humanos. Nin quen cometeu o asasinato nin quen quere xustificalo», declaró a las puertas de la Audiencia Provincial de Lugo.

Su abogado, Manuel Ferreiro, explicó que los familiares de Sandamil trataron este martes de «intentar corroborar que escoitaba voces ou que cría que os seus achegados foran substituídos por outras persoas», declaraciones que ellos entienden que «non son certas». 

Finalmente, el abogado que ejerce la acusación popular en representación de la Fundación Amigos de Galicia, Francisco Lago, explicó que la prueba del martes fue «un trámite», pero «clarificadora», ya que las sanitarias afirmaron que «la madre estaba con toda su consciencia en el momento de ser examinada». Según él, la «escena descrita por una de las facultativas da a entender, de forma sorprendente para ella, que lo que se encontró parecía más una reunión social que un drama familiar», ya que «ella misma dijo que allí nadie estaba preocupada por la niña».

El crimen

Ana Sandamil está acusada de asesinar a su hija, asfixiándola hasta la muerte, el 3 de mayo del 2019. Ella ha negado la autoría durante el juicio, pero dejó una puerta abierta en su declaración, afirmando que jamás le haría daño a su hija «conscientemente». La Fiscalía y las acusaciones creen que mató a su hija durante la noche, pero ella dice que se la encontró muerta al amanecer. Tras el crimen, trató de quitarse la vida y tuvo que ser hospitalizada. «Cuando la fui a visitar y le pregunté qué había pasado, me dijo que todo se había terminado», dijo su exnovio en el juicio este martes.

Ana Sandamil ya fue condenada a prisión permanente revisable el año pasado por estos hechos. Sin embargo, el TSXG anuló la sentencia y obligó a repetir el juicio porque el jurado popular no razonó correctamente su veredicto. Según el Alto Tribunal, la Audiencia Provincial de Lugo debe justificar por qué la afectación mental de Ana Sandamil era leve y no grave, ya que esa es la gran cuestión del juicio. Nadie discute la autoría del crimen, ni siquiera ella la rechaza directamente, sino que la defensa cree que lo hizo «estando fuera de sí». Las acusaciones, sin embargo, creen que era plenamente consciente de lo que estaba haciendo. Se enfrenta, de nuevo, a una pena de prisión permanente revisable.