El riesgo de pedir comida a domicilio en A Coruña: ¿dónde están todos estos restaurantes?

VIVIR A CORUÑA

Al menos doce restaurantes están domiciliados en este local de Avenida de Oza, que está cerrado y en venta
Al menos doce restaurantes están domiciliados en este local de Avenida de Oza, que está cerrado y en venta Marcos Míguez

Varios locales, cerrados o en venta, dicen ser el domicilio de casi una veintena de pizzerías o casas de comida tradicional. Las aplicaciones eluden responsabilidades mientras en la Asociación de Hosteleros de A Coruña investigan lo sucedido para ponerlo en manos de las autoridades competentes

25 abr 2024 . Actualizado a las 15:16 h.

El fenómeno de las cocinas fantasma no es nuevo: en la pandemia, con el bum definitivo del delivery, llegó a Madrid y Barcelona un modelo de negocio que suele tener su centro de operaciones en diferentes polígonos. Los hosteleros más sagaces descubrieron que podían registrarse en las apps de comida a domicilio bajo diversas marcas comerciales, ofreciendo alternativas especializadas en ramen, poké o tortilla; elaboraciones que salían siempre de los mismos fogones y que solo se podían probar en casa: el restaurante clásico empezaba a pasar a mejor vida. En Galicia, estas nuevas empresas no han hecho mucho ruido, o eso parecía, pues al menos en A Coruña se le está dando una controvertida vuelta de tuerca a este nicho de mercado.

Buceando en las profundidades de Glovo, Uber Eats y Just Eat, se puede comprobar que hay un surtido grupo de restaurantes clandestinos que no se sabe dónde están ni quién los lleva, o lo que es peor, que afirman encontrarse en un local que está ahora mismo cerrado o en venta.

Ante la pregunta de si los herculinos saben lo que están comiendo puede decirse a ciencia cierta que, en muchos casos, no. Basta con poner el foco en una dirección: Avenida de Oza, 185. Según Glovo, hasta doce restaurantes diferentes —varios de bocadillos, uno de croquetas e incluso una churrería— tienen la sede en un establecimiento que, como ha comprobado La Voz, al mediodía está con la verja echada pese a permitir hacer unos pedidos a domicilio que, en teoría, se preparan en este sitio. No es un caso aislado. Ocurre al menos con cuatro locales más en la urbe, todos cerrados, donde según varias aplicaciones hay cocinas que sirven kebabs, pizzas o hamburguesas.

En este local de A Sagrada Familia, en teoría, hay un restaurante especializado en sándwiches
En este local de A Sagrada Familia, en teoría, hay un restaurante especializado en sándwiches Marcos Míguez

Ante este panorama, surgen varias dudas: ¿de dónde sale la comida que los coruñeses piden a estos establecimientos? ¿qué pasa si un cliente sufre una intoxicación alimentaria o quiere poner una reclamación? Una de las plataformas consultadas asegura que los responsables de estos locales no actualizaron sus datos en la aplicación, y el intermediario «que funciona como market place», no se hace responsable. Fuentes de otra aplicación informan que no están obligados a indicar de dónde salen los platos, que hay que consultar en un buscador. Si se introduce el nombre de estos locales en Google la respuesta siempre es la misma: no existe información disponible, por lo que el consumidor queda desamparado. Además, estos establecimientos cuentan con su propio servicio de reparto, por lo que tampoco puede conocerse la ruta que hacen los riders.

La Asociación Provincial de Hosteleros de A Coruña no tenía constancia de este tipo de actividades que, aseguran, están investigando y pondrán en manos de las autoridades sanitarias competentes porque «con estos temas somos inflexibles». Fuentes de la Consellería de Sanidade también indican que tomarán medidas «contra la picaresca o falta de escrúpulos de quien está realizando estas prácticas». Y añaden: «La información que se le ofrece al cliente tiene que ser veraz, y este debe saber a dónde acudir, no se le puede engañar».

Este periódico ha intentado ponerse en contacto en varias ocasiones con la persona que, en Glovo, aparece como responsable de la mayoría de restaurantes que no cuentan con local físico ni huella digital. En todas las ocasiones el teléfono estaba apagado.

En conversación con la Asociación Provincial de Hosteleros de A Coruña, se recuerda el caso del brote de listeriosis en carne mechada que se produjo en Andalucía en el 2019, y que acabó con la vida de cuatro personas. «Sin llegar a casos tan graves, los restaurantes tienen la obligación de tener un seguro de responsabilidad civil, que parte de los 300.000 euros; la cuestión es que no hay garantías de que estos locales lo tengan, porque tampoco hay garantías de que tengan licencia», indican.

Rubén Sánchez, portavoz de Facua-Consumidores en Acción, explica que, ante cualquier problema, «se le pueden exigir responsabilidades tanto al restaurante como a la app que funciona de intermediaria, pues se lucra de tener a estos establecimientos en su plataforma». Por otro lado, añade que «si te dan a entender que es un restaurante real y es falso, la administraciones competentes en sanidad y consumo podrían, y tendrían, que actuar ante los consumidores que denuncian estos restaurantes fake».