Con 32 años, Noelia lleva media vida cotizando: «Ahora la estética es una necesidad y no un capricho»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Noelia Fontán, durante un trabajo de micropigmentación
Noelia Fontán, durante un trabajo de micropigmentación Ramón Leiro

Su primer contrato de trabajo lo firmó con 18 años. Hoy tiene un centro en Pontevedra especializado en micropigmentación

14 may 2024 . Actualizado a las 16:59 h.

Noelia Fontán tiene 32 años. La mitad de su vida ha estado trabajando. «Llevo ya 16 años cotizados, a ver si me valen de algo», dice sin perder el humor en esta mañana lluviosa. En todos estos años ha trabajando con su coche por toda Galicia, yendo de centro de estética en centro de estética hasta que en el 2022 y con dos hijas pequeñas, se aventuró a ponerse por su cuenta. Abrió un local a pie en San Antoniño y después en la Pasarela. Pensó que este último sería un buen sitio para tener visibilidad entre las madres que acuden al parque que hay enfrente. Es un espacio peatonal que gana vida por las tardes. Después de dos años con la puerta abierta, Noelia reconoce que «solo el 10% de mis clientas entraron porque me vieron al pasar, el 40 % llega a través de las redes el 50 % restante lo hace recomendado por otra persona», apunta. Ese cambio en la tendencia lo ve también a la hora de trabajar. «La influencia de las redes sociales hace que la estética sea una necesidad, antes era solo un capricho», comenta Noelia, que apoya su afirmación en la cantidad de centros que se abren en las ciudades y en la demanda de sus clientas. 

En estos años de trabajo, reconoce que ha habido una evolución importante y que cada vez las personas se preocupan más por su belleza. Ella está especializada en micropigmentación y microblanding. No tiene descanso. «La cara es la parte del cuerpo que más nos cuidamos durante todo el año, pero a partir de abril y mayo, también el cuerpo», añade. Esa necesidad de estar bien y satisfecha con la estética hace que muchas de sus clientas entren con las ideas muy claras. Y el móvil en la mano. «Se ven bien con los filtros de pestañas o de labios y me enseñan para que se los haga así», explica. Es una nueva forma de trabajar por el tirón de las redes. E incluso las más jóvenes piden una crema japonesa muy popular que ahora promocionan las influencerNoelia Fontán ha adaptado su profesionalidad a la demanda para que las clientas salgan de su estudio contentas. El test que hace a pie de mostrador le confirma que el boca a boca es lo que más clientes le trae hasta el local, después de las redes sociales. 

Ramón Leiro

Cuando todavía era una cría se entusiasmó con la estética. Al principio, con solo 15 años, acudía a un centro cercano a su casa para ver cómo maquillaba. Solo un año después empezó a echar una mano y con 18 años tuvo su primer contrato de trabajo a jornada completa. Estrenó la mayoría de edad, madrugando para poner más guapa a las personas. Siempre tuvo claro que su día a día estaría en la belleza, aunque fue solo hace un par de años cuando se puso como autónoma en un local propio. «Empecé en un local pequeño de San Antoniño haciendo micropigmentaciones, pero la gente me demandaba cada vez más cosas y vi que necesitaba más espacio, así que me trasladé a la Pasarela», señala. Ahora hace también pestañas, tatuajes y láser de diodo, de eliminación de imperfecciones cutáneas y de eliminación de tatuajes, además de contar con un espacio para poder impartir sesiones de formación a otros profesionales. 

Eliminación de tatuajes

Es una de los últimos trabajos que incluyó en sus servicios y crece cada día. Los arrepentidos que se quieren borrar de un recuerdo del pasado o los que optan por mover un tatuaje llenan la consulta. Destierra ese temor a que un tatuaje es para toda la vida. «Duele, pero es rápido. En tres segundos tienes el servicio hecho y en un minuto si es uno grande. Necesitas entre seis y ocho sesiones de un minuto para borrarlo para siempre», apunta Noelia Fontán, que si algo se ha hinchado a borrar son las cejas. Algunas clientas quieren volver a hacérselas y para eso necesita que la micropigmentación anterior desaparezca. «Con un par de sesiones es suficiente», explica esta profesional de la estética, que pese a llevar 16 años trabajando, mantiene la misma ilusión que cuando siendo una cría disfrutaba viendo como maquillaban.